Conferencia.
Queridos devotos,
Reciban todo mi afecto desde Miami mandir.
Hoy quiero hablarles del amor más grande que he conocido.
Para comenzar, quiero ofrecer mis sinceras reverencias a mi
Maestro Espiritual, Srila Prabhupada, quién es el salvador de mi vida. Antes de
conocerle a él, no sabía nada sobre el amor; sólo tenía la experiencia del
maravilloso amor que recibí de mi madre. Pero, aunque el amor de una madre es
una de las representaciones de mayor amor desinteresado que podemos conocer, no
se compara al verdadero amor, que está por encima de cualquier concepción
material. Esto es algo importante de entender.
Aún así, si queremos saber algo sobre el amor divino,
debemos tratar de identificar cuáles son los ejemplos más cercanos a ello, por
ejemplo: el amor de una madre, el amor de pareja y el amor espiritual
trascendental. El amor de madre es elevadísimo, porque está colmado de
abnegación y servicio comprometido, ésto es lo que hace que una madre sea muy
famosa en el ámbito del amor. En cuanto al amor de pareja, está basado en el
modelo original recibido de la pareja divina, formada por la divinidad
masculina original y la divinidad femenina original, Sri Sri Radha Govinda.
Sobre el amor de la pareja divina se han escrito muchísimos
textos. Uno de los libros más importantes al respecto del amor divino es el
Gita Govinda de Srila Jayadeva Goswami, que va más allá de nuestra concepción
de amor. Sri Isopanisad es otro libro que revela que el origen supremo de todo
es el amor por Sri Radha; ese tópico también ha sido mencionado en el Bhagavad
Gita, dónde Sri Krishna dice que al refugiarse en Él, uno puede alcanzar el
nivel más elevado de la conciencia de Vraja, el amor de Vraja, que es el amor
de Radha y las Gopis por Krishna, además Sri Krishna agrega: “No temas, yo te
voy a proteger, sólo refúgiate”.
sarva-dharman parityajya
mam ekam saranam vraja
aham tvam sarva-papebhyo
moksayisyami ma sucah
El concepto de refugiarse en el amor divino me hace recordar
el dicho que reza: “sin riesgo no hay ganancias”, pues rendición, dijo Srila
Prabhupada, es el único juego de azar autorizado. En la rendición a Dios uno
toma todos los riesgos para el mayor de los beneficios. De todos modos, en la
vida diaria tomamos muchos riesgos no muy espirituales, entonces, ¿por qué no
arriesgarnos por el amor divino? El sólo hecho de comer es un riesgo, pues uno
no sabe si algo de lo que está comiendo le puede caer mal; caminar por la calle
también es riesgoso, porque en cualquier momento un carro puede venir y
terminas atropellado; casarse también es
un riesgo, porque no sabes lo que va a pasar en el futuro con tu familia.
Estamos rodeados por riesgos. La rendición al amor divino es un riesgo dónde
uno debe ofrecer el corazón por completo; como uno no puede servir directamente
a todas las personas y entidades vivientes, entonces uno le ofrece el corazón a
Dios que es la fuente de todo ello y de esa manera sirve a toda Su creación.
Ese aspecto de la espiritualidad, dónde el servicio rendido
a Dios y a Sus servidores beneficia a toda la humanidad, se ve reflejado en la
vida monástica. Eso fue lo que más me gustó de esta forma de vida, porque
permite entregarse a Dios de lleno y hacer servicio para todo el mundo sin el
límite de sólo una familia. Hoy en día me siento regocijado por haber sido
inspirado en tomar esa decisión que me ha permitido conocer a tantas personas
maravillosas a las que puedo servir. Me atrevo a decir que no existe una vida
más maravillosa que la vida de renuncia y más maravillosa aún, es la vida de
renuncia al servicio del movimiento de harinama-sankirtan de Sri Caitanya
Mahaprabhu, dónde uno puede ofrecer todo su amor y servicio al mundo entero.
Una vez, los devotos llegaron muy entusiastas a mostrarme
una película consciente llamada “Cadena de favores” dónde un niño predicaba que
uno debía hacer un favor a tres personas desconocidas y cuando ellos
preguntasen por qué lo hacía, se les respondía: "para que tú hagas lo
mismo" y así se creaba una cadena de personas amables haciendo favores a
otras personas. Pero mi Maestro Espiritual dio una instrucción aún más potente,
dijo que desde el momento en que te levantes hasta que te acuestes, uno debía
hacerle favores desinteresados a todas las personas que te encuentres y no
favores para su beneficio material, sino favores para el bienestar de su alma.
Así es la vida de sankirtan, un ejemplo constante de
sacrificio y servicio desinteresado que difícilmente puede ser comparado;
especialmente en el ashram monástico, pues uno dedica toda su energía a llevar
el proceso espiritual con mucha dedicación porque uno no tiene más
expectativas: no necesita una casa, ni una cama, ni una silla, ni mucho menos
una televisión, sólo necesita tiempo para servir, servir y servir. Todo eso en
la práctica misma, porque la vida de renuncia es sólo práctica, nada de teoría.
Hay una frase que me identifica mucho y dice: “todo lo que tu no das, es lo que
vas a perder”, esa afirmación me hace pensar que debo entregar todo lo que
tengo en forma de servicio siempre y lo más pronto posible, sino lo voy a
perder. Bueno, como monje uno no tiene mucho materialmente hablando, pero si
tengo mi amor, mi corazón, mi palabra y el conocimiento recibido de mi Maestro
Espiritual, todo ello ya es mucho por entregar.
El mundo material, en cambio, lo lleva a uno al egoísmo más
profundo, a tocar fondo guiado por la auto-satisfacción. En el mundo material
no existe la palabra “amor” o “servicio desinteresado”, todo está basado en el
interés personal. Si quieres aprender el significado real de la palabra “amor”
debes hacer el bien a todos y comenzar por ti mismo; no tiene sentido decir que
“amas a tu mamá” mientras te drogas o intoxicas. No podemos hablar de amor
mientras le hacemos daño a otros o, peor aún, mientras somos responsables de la
muerte de miles de animales en las industrias de carne. Eso no es más que el
llanto de un cocodrilo que mata a su presa y “llora” mientras se la come. En
otras palabras, el amor que buscamos con el corazón, ese amor divino, tiene un
precio que no es sólo teoría, no es sólo apreciación intelectual, es un
sacrificio concreto y constante; son los pasos hacia la conducta del
sanatan-dharma. El Srimad Bhagavatam declara que el verdadero deber del ser
humano es hacer aquello que despierta en él un deseo intenso de rendir servicio
ininterrumpido e inmotivado hacia Dios.
Si volvemos a meditar en la pareja divina, podemos confirmar
que no hay ni el más mínimo síntoma de competencia entre ellos, o si la hubiera
es sólo competencia por complacer y servir de mejor manera al otro. Dónde cada
uno de ellos desea situarse a los pies del otro, servirlo de todo corazón en un
espíritu de esclavitud divina. Ese mismo síntoma experimentan las gopis, las
mejores sirvientas de la pareja divina. En una ocasión, Sri Krishna dijo que
tenía un gran dolor de cabeza y “sólo el polvo de los pies de Sus devotos” lo
podría salvar de dicho dolor. Así, mandó a Narada Muni a buscar la medicina tan
especial, pero cada persona a la cual él le preguntaba, le respondía que no
podía darle el polvo de sus pies porque era alguien muy caído y si ese polvo
tocara la cabeza de Sri Krishna se iría seguramente al infierno, pues es la
ofensa más grande que uno pudiese considerar. Narada Muni quedó muy frustrado,
buscaba y buscaba pero no encontraba a alguien que le diera lo que el Señor
necesitaba. Hasta que le sugirieron que fuera a Vrindavan y hablara con las
gopis. Narada llegó hasta ellas y les pidió el polvo de sus pies para llevar a
Sri Krishna; las gopis inmediatamente juntaron todo el polvo que había en el
suelo y se lo entregaron a Narada, sin el más mínimo temor. Narada les preguntó
si no creían que iba a haber alguna reacción por este acto, pero ellas dijeron
“no haga preguntas tontas, más bien corra donde Krishna que está
sufriendo". "Si tenemos que ir al infierno para que Krishna se
alivie, entonces lo haremos". De esta manera, Narada Muni vio la
naturaleza del amor de las gopis.
Uno podría pensar: ¿qué tipo de historia es ésta dónde Dios
llora por el amor de Sus devotos? En realidad, uno no lo llega a comprender,
está más allá de los límites de nuestro pequeño entendimiento. Eso es lo
fascinante del bhakti-yoga. Todo lo que un devoto hace está en la línea de
complacer al centro divino, al más querido Señor Krishna y todo lo que Sri
Krishna hace es tratar de complacer a la joya de Su amor, Su más querida. Por
eso oramos para servir a la divinidad femenina, mientras que en el mundo
material la gente se pelea por ser el controlador masculino de todo. La
naturaleza del mundo espiritual es lo opuesto: todos tratan de subyugarse al
Controlador Supremo.
Así cantamos:
“Oh, la más querida
del Encantador Infinito, Tu servicio anhela este pecador.
Sólo de Krishna, de
Tu amado Krishna, puedes Tu darme Su amor.
Reina de Vrindavan,
tanto te ama Rama, Tu gracia vengo a implorar.
Por tanto amarte, El
no Te niega nada.
Tuya es mi alma por
la eternidad”
Esto quiere decir, orar por la entrega completa a la pareja
divina, situándose en el lado femenino como un asistente. En el lenguaje del
bhakti-yoga ésto se llama la meditación sobre la posición constitucional del
alma. En otras palabras, se trata de recordar que tenemos un cuerpo eterno que
no terminará de existir cuando este cuerpo material sea comido por los gusanos
y dicho cuerpo eterno tiene una función eterna, una ocupación perenne que está
basada en el sacrificio en pos del amor más elevado.
Debemos ver a la divinidad en todos los seres, pues Krishna
dice en el Bhagavad-gita: “quién Me ve en todas las partes y ve todas las parte
en Mi, Yo nunca me separo de El y el nunca está perdido para Mi”. Krishna está
conectado con cada uno de nosotros porque Krishna nos ama, porque reside en
nuestro corazón. No es posible de estar separado de Él y Él nunca Se separa de
nosotros. Krishna dice: "Yo te amo y quiero darte conocimiento, recuerdo,
olvido, pero a Mi sólo puedes conocerme con tu amor, con tu rendición, no con
suspicacia o especulación intelectual. Soy accesible sólo con las lágrimas
sinceras de tu corazón".
Sri Krishna también es llamado Rama o Radha Ramana, que
significa “El que quiere complacer a Radha”, así nuestra meditación debe ser
una súplica, una oración a la tierra sagrada de Vraja; a la tierra de Vrindavan
dónde todos cantan: “Jay Radhe, Jay Radhe”, que quiere decir “todas las glorias
a la divina compañera del Señor Supremo”. Srimati Radharani domina el corazón
de Vraja Mandal. Esto sigue siendo difícil de comprender. Se trata de una
historia de amor que puede cautivar nuestro corazón de lleno si tratas de
comprenderla y servirla. Sri Radha-Krishna son el modelo del amor divino. Son
el amor más grande que uno puede aspirar a conocer y servir.
El deber de cualquier persona es servir este amor divino, ya
sea que es un monje o un jefe de familia. Si alguien decide casarse, entonces
su deber se transforma en volverse fiel a su pareja para comprender juntos el
amor divino y llevar a sus hijos y a los que le rodean hacia esa comprensión.
La Conciencia de Krishna es el compromiso con el amor ilimitado. Sri Krishna es
totalmente místico y posee diversos aspectos confidenciales que van más allá de
este mundo temporal y en los cuales nos sumerge dependiendo de nuestro grado de
rendición. Es sólo el poder de la rendición y de la entrega incondicional del
corazón lo que nos lleva al punto máximo del amor, hasta no sentir ninguna
atracción por el mundo material. Krishna dice en el Bhagavad-gita que por
pensar en Él al momento de la muerte uno irá donde Él.
Pero, ¿qué tal que al momento de la muerte estás a punto de
llegar al mundo espiritual y te ofrecen convertirte en rey de la Tierra?
¿Decides volver otra vez? Uno debe estar dispuesto a superar todo tipo de
tentaciones que lo alejen del amor divino. Estamos en examinación constante
para probar nuestra determinación y sinceridad en el proceso de la rendición. ¿Cuánto vale el amor? ¿Volverías a comer carne por un millón
de dólares? Claro, si eres un aspirante a devoto que anhela servir a su Maestro
Espiritual, tu respuesta sería no, porque la relación que tienes con Dios y con
Su devoto está por encima de cualquier otro logro, placer o posición en el
mundo material. Pues, ¿de qué sirve poseer el mundo entero si pierdes tu alma?
El mundo está lleno de amor, de oportunidades para rendirse al amor divino,
pero si no te determinas en sacrificarte para ello las influencias externas te
vendrán a probar y comenzará la ansiedad, la tristeza, la frustración, la
desilusión, la intoxicación, el fraude, la traición y así sólo resultarás enfermo
al no poder apreciar el amor verdadero.
La vida en el mundo material es una universidad dirigida por
Maya Devi, donde las pruebas a la sinceridad están a la orden del día. Dónde la
codicia hace que las personas se afanen por logros materiales que no tienen
ninguna relación con el verdadero amor. Por el contrario, los devotos
consagrados luchan para no identificarse con lo temporal y no se apegan a nada
más que a su servicio a los pies de su Maestro Espiritual, manteniéndose
siempre satisfechos y dispuestos a servir.
Quizás todo ésto les suena muy utópico o pareciera que soy
un mentiroso haciendo propaganda a la vida de renunciante; debo admitir que
esta vida no es fácil, que es una prueba continua; sin embargo es una realidad y a mi me consta.
Hay muchos devotos y devotas, en el pasado y en el presente, que se han
dedicado por completo al servicio a Dios; que no reciben más paga que el
beneficio de su propio sacrificio y, además, son felices y todos los que se
encuentran con ellos se vuelven felices.
Así, los seguidores de Srila Prabhupada y de su movimiento
de sankirtan-yoga tienen las puertas abiertas para volverse verdaderos
servidores de la humanidad, dónde quién no puede vivir como monje también tiene
todas las oportunidades para consagrarse de lleno desde su deber familiar y
hacer servicio devocional. Todo lo que el aspirante sincero busque lo puede
encontrar en los ashrams de Srila Prabhupada al servicio de la humanidad. El
nos invitó a ser parte de esta escuela y las ha formado por doquier alrededor
del mundo, incluso en tu propia casa.
Si buscas luz, pues comienza encendiendo la luz de tu
corazón y llévala a tu casa, a tu escuela, a tu trabajo, a todos los sitios que
vayas. Lleva el prasada del Señor a todos, pues la comida santificada por Dios
tiene la potencia de despertar el amor en el corazón por el hecho de estar
saturada de la energía de la más profunda ofrenda en meditación; el prasada es
un alimento que sana el corazón afligido y que hay que tomar con agradecimiento
y entregarlo con compasión.
Les agradezco por compartir las enseñanzas de Srila
Prabhupada un día más, gracias por permitirme narrarles sobre el amor más
importante que he recibido y que he intentado presentar de la mejor forma que
puedo, aunque es sólo un extracto del amor divino que está colmado de
muchísimos más detalles.
Con todo mi afecto
Swami B. A. Paramadvaiti.